
El acné es una patología inflamatoria del tejido de la piel, caracterizada por la inflamación del folículo piloso y la glándula sebácea.
Todo comienza con la descamación de los queratinocitos y la consiguiente obstrucción del folículo; de esta manera, el sebo secretado por la glándula sebácea no puede escapar y se acumula en el lugar, favoreciendo la contaminación microbiana.
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SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las manifestaciones sintomáticas del acné son evidentes y generalmente muy acentuadas en la cara: son comedones, pápulas, quistes, hasta cicatrices reales que también afectan la dermis.
El acné se manifiesta en diferentes formas: pústulas, espinillas, quistes y fístulas son solo algunas de las lesiones de acné más frecuentes.
Los llamados granos, que crecen especialmente en la cara, el cuello, el pecho y la espalda, pueden tener una etiología multifactorial: esto significa que la causa del acné puede ser genética, hormonal (ciclo menstrual, adolescencia, embarazo, síndrome de ovario poliquístico), bacteriana (Propionibacterium acnes) o psicológica (estrés, ansiedad, tensión, depresión).
TIPOS DE ACNÉ
Básicamente, es posible distinguir dos formas diferentes de acné: el acné endógeno y el acné exógeno.
El acné endógeno, que se define como acné vulgar o juvenil, afecta el área de la piel de la cara, el pecho, los hombros y el tronco; puede surgir debido a factores hereditarios o ambientales, como los trastornos alimentarios y el estrés.
La aparición de esta forma de acné es muy frecuente en la pubertad y por esta razón se llama acné juvenil. Este período de tiempo, de hecho, se caracteriza por una sobreproducción de hormonas androgénicas, que conducen a una hipersecreción sebácea con la formación de comedones.
La espinilla puede ser seguida por un proceso inflamatorio desencadenado por la acción del acné: esta bacteria hidroliza el sebo a ácidos grasos libres, que tienen una acción quimiotáctica en los tejidos de la dermis.
El acné exógeno, por otro lado, es un tipo de acné caracterizado por dermatosis clínica de naturaleza iatrogénica, cosmética, o incluso provocada por contaminantes en el entorno laboral.
MEDICAMENTOS PARA EL ACNÉ
Los medicamentos que se pueden usar para tratar el acné son diferentes.
La elección de usar un ingrediente activo en lugar de otro depende solo del médico y depende de una serie de factores, como la causa desencadenante, el tipo de acné que afecta al paciente, la gravedad con la que ocurre y la respuesta del paciente.
ANTIBIÓTICOS
Una de las posibles estrategias terapéuticas para el tratamiento del acné implica la administración de antibióticos tópicos, como clindamicina y eritromicina.
Estos antibióticos inhiben la subunidad ribosómica de la bacteria, deteniendo así el proceso de formación de la cadena de polipéptidos; en última instancia, este bloqueo de la síntesis de proteínas hace que se detenga la proliferación bacteriana.
Son antibióticos con acción bacteriostática, pero a altas dosis pueden volverse bactericidas. Los efectos secundarios más comunes también se realizan en la piel, con ardor, sequedad e irritación en el área de aplicación.
Existen varias clases farmacéuticas en el mercado, útiles para la profilaxis dermatológica del acné.
El metronidazol actúa como un antiinflamatorio contra un protozoo que se encuentra principalmente en las glándulas sebáceas de la cara (Demodex brevis, mejor conocido como ácaro) y es efectivo para el tratamiento del acné rosácea.
Además, este medicamento se presenta como efectos secundarios de ardor, sequedad e irritación en el área de aplicación. En casos particularmente graves de acné, el médico puede decidir proceder con la administración oral de antibióticos.
CURIOSIDADES DEL ACNÉ
Contrariamente al pensamiento común, el tratamiento del acné con antibióticos no es la terapia farmacológica de primera elección, ya que, en muchos casos, la infección bacteriana es una consecuencia del acné y no la causa principal.
En estas circunstancias, de hecho, tomar antibióticos no solo puede conducir a resultados insatisfactorios, sino que incluso puede dar lugar a fenómenos de resistencia.
Por lo tanto, está claro por qué los médicos intentan limitar el uso de antibióticos tanto como sea posible.
TÓPICOS ANTIMICROBIANOS
El peróxido de benzoilo y el ácido azelaico se usan como tópicos antimicrobianos.
Además de la acción antibacteriana, los dos ingredientes activos antes mencionados contaran con propiedades umnicas de control de grasa llamados queratolíticas y comedolíticas, extremadamente eficaces en el tratamiento de esta enfermedad y sus manifestaciones comunes.
LOS RETINOIDES
Los retinoides son medicamentos dermatológicos potentes, ampliamente utilizados. En particular, el acidoretinoico o tretinoína, aplicado sobre la piel, donde tiene una absorción de menos del 10%, promueve la descamación de los queratinocitos y el recambio celular.
También se puede aplicar sobre la piel dañada por la foto porque promueve la síntesis de colágeno y nuevos vasos sanguíneos.
El ácido retinoico debe aplicarse sobre la piel seca, evitando áreas delicadas como las fosas nasales, los ojos, los labios y las membranas mucosas. Es una molécula insoluble en agua y altamente fotosensible, por lo que es mejor no exponerse a la luz solar durante el tratamiento.
Otro ingrediente activo en esta categoría farmacológica es la isotretinoína, un retinoide sintético utilizado para la terapia del acné quístico. El tratamiento se realiza por administración oral y es muy efectivo.
Sin embargo, se debe prestar atención a los posibles efectos secundarios: además de la sequedad e irritación de la piel, se ha demostrado un efecto teratogénico, que permanece durante mucho tiempo incluso después de la interrupción, ya que el medicamento se elimina muy lentamente.
LOS CORTICOSTEROIDES
Otros medicamentos dermatológicos utilizados en el tratamiento farmacológico del acné son los corticosteroides tópicos, utilizados por su actividad antiinflamatoria.
La formulación en lociones, geles, ungüentos y cremas, se desarrolla adecuadamente con vehículos que facilitan la absorción del principio activo.
La aplicación de glucocorticoides de acción moderada es frecuente en casos de acné, dermatitis seborreica, dermatitis alérgica y queratosis; para enfermedades más graves, como el acné quístico, se requieren inyecciones locales.
Los efectos secundarios pueden ser locales, más específicamente si hay atrofia de la piel, hipertricosis, aumento de la presión intraocular, telangiectasias (capilares visibles); o sistémico, causando el síndrome de Cushing y retraso en el desarrollo.
QUERATOLÍTICOS
Los agentes queratolíticos también pueden usarse en el tratamiento del acné. Estas sustancias pueden adelgazar el engrosamiento del tejido de la piel, mejor conocido como queratosis.
Las queratosis son patologías de la piel, que involucran principalmente las áreas del palmar: en este caso hablamos de queratoderma palmar; o pueden ocurrir en áreas traumatizadas por la exposición excesiva al sol y en este caso tendremos queratosis actínica, caracterizada por manchas grisáceas con halo rojizo.
Sin embargo, el ácido salicílico, el propilenglicol y el podofilo son agentes queratolíticos:
- El ácido salicílico es capaz de solubilizar las proteínas de las células de la capa de la piel, es decir, tiene una acción de descamación; sin embargo, esta acción puede causar irritación y posibles lesiones en el sitio de aplicación.
- El propilenglicol tiene acción queratolítica, que puede mejorarse con vendajes oclusivos.
- El podófilo tiene acción antifúngica y reduce la proliferación de queratinocitos. Los efectos secundarios más comunes son los fenómenos de enrojecimiento y ulceración. Se administra comúnmente para el tratamiento de verrugas agudas, verrugas particulares que facilitan la entrada del virus del papiloma.
En resumen, los agentes queratolíticos son muy útiles en el tratamiento del acné porque, gracias a sus mecanismos de acción particulares, pueden liberar el folículo piloso obstruido, promoviendo así la desaparición, o en cualquier caso la atenuación, del trastorno.
TERAPIA HORMONAL
Hay practicas sumamente útiles que pueden llevarse a cabo durante periodos de producción masiva de hormonas, el ciclo menstrual podría ser un ejemplo perfecto de esto; en este caso el medico puede implementar una terapia especial de acetato de ciproterona en combinación con etinilestradiol.
Cabe destacar, que este enfoque terapéutico especial solo puede llevarse a cabo en mujeres y, en cualquier forma, no garantiza resultados eficaces. Por supuesto, la dispensación de medicamentos similares para el tratamiento del acné solo puede realizarse previa presentación de una prescripción médica específica.
REMEDIOS DE FITOTERAPIA
También existen alternativas fitoterapéuticas válidas contra el acné, distinguibles en función del tipo de acción en remedios sistémicos con una calidad de drenado, purificante y antiinflamatoria y remedios tópicos con una acción hidratante y desinfectante para la piel.
Entre los posibles remedios herbales disponibles actualmente para el tratamiento del acné, mencionamos:
- Bardana: Posee una acción antibiótica, purificante, diaforética y colagoga; Reduce la proliferación bacteriana en el folículo sin inducir efectos secundarios. Por esta razón, se usa con frecuencia en el tratamiento del acné.
- Aceite de árbol de té: Tiene una acción antibacteriana y, por lo tanto, se utiliza para el tratamiento del acné refractario y la furunculosis.
- Viola tricolor: Contiene flavonoides con acción purificante, emoliente y antiinflamatoria.
En presencia de acné, también se pueden usar abedul, diente de león, fumaria, equinácea y caléndula.
TRATAMIENTOS DERMO ESTÉTICOS
En general, los tratamientos dermo estéticos se usan tanto para el tratamiento directo del acné, como para mitigar y, preferiblemente, eliminar los resultados de cicatrización derivados de esta dolencia.
Entre los principales tratamientos dermo estéticos que se pueden utilizar en esta área, mencionamos:
- Exfoliaciones químicas.
- Dermoabrasión y microdermoabrasión.
- Terapia con láser.
Sin embargo, para obtener información más detallada sobre estos tratamientos para el acné, recomendamos consultar siempre a los especialistas más calificados, especialmente cuando se trate de administrar medicamentos.